Hace poco, en un hilo de estos de Facebook, comentaba a joven aficionado (Que mas da su nombre), que el respeto no se le puede perder JAMÁS a nadie que se ponga delante de un toro. Pero ya no solo delante de un toro, sino delante de cualquier becerra. No fue una discusión ni mucho menos, fue un intercambio de pareceres, al cual se unió otro grandísimo aficionado, y en el cual al final coincidimos todos en que cada vez que una persona se enfrenta a un toro, se enfrenta sin tapujos a la señora vestida de negro guadaña en mano.
En estos últimos tiempos, los taurinos, y especialmente el colectivo de toreros, estamos y están siendo atacados brutalmente por muchos que se consideran animalistas o anti todo. No es difícil entrar en internet y buscar en la red todo tipo de insultos y vejaciones ante personas que acudimos libremente a un espectáculo perfectamente lícito y regulado. Esto ni tiene justificación ni sentido, pero aun menos cuando estos insultos van dirigidos a personas que se juegan la vida tarde tras tarde en un ruedo de cualquier plaza de toros en cualquier lugar remoto de este mundo. Ahora parece que desde el trágico asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, el Sr. Ministro del Interior se ha propuesto perseguir a todo aquel que haga apología del terrorismo en la red. Enhorabuena por tal decisión Sr. Ministro, pero con los taurinos y los toreros llevan siglos haciéndolo y usted hasta ahora se ha estado tocando los bemoles. Persiga usted y condene, pero para todos por igual.
Los últimos días han sido muy tristes y duros para la tauromaquia. En México han caído dos de los nuestros, dos toreros jóvenes. Dos pasiones y dos ilusiones toreras que ha venido a demostrar a todos aquellos que dudaban de la VERDAD de una profesión que aquí se muere de verdad. Que no hay mas verdad que la de un toro y un torero que defiende su vida sobre el tapete del albero. Eduardo del Villar, forcado mexicano de 26 años, se dejaba la vida en los pitones de un toro durante una pega en el estado de Campeche. Y hoy mismo otro novillero de 24 años también mexicano, Luis Miguel Farfán, también perdía la vida cuando un novillo lo heria mortalmente en la plaza de Maní. Esta tarde en Madrid hemos pasado una de esas tardes de tensión a las que, afortunadamente, estamos muy poco acostumbrados. Tres toreros durante la lidia de dos toros al hule. La cogida de David Mora son de esas de las que te dan ganas de apagar la televisión, tabaco del gordo de los que te hacen replantearte muchas cosas. Antonio Nazaré también pasaba a la enfermería con los ligamentos rotos, y Jimenez Fortes tenía que dar la tarde por finalizada con dos cornadas también de consideración. Esta es la grandeza de la fiesta, donde la sangre con la que riegan los toreros las plazas es de verdad y no como el ketchup que se rocían por encima cuatro soplagaitas a las puertas de muchas plazas de toros para protestar por un absurdo.
Desde aquí quería mandar un abrazo tanto a las familias de Eduardo del Villar y Luis Miguel Farfán como a toda la afición mexicana en estos difíciles y duros momentos. Y desear una pronta recuperación a David Mora, Antonio Nazaré y Saul Jimenez Fortes así como todos los toreros heridos en estos momentos. Para todos aquellos que dudan, tando dentro como fuera de la fiesta, NO HAY MAS VERDAD QUE LA SANGRE DERRAMADA POR UN TORO Y UN TORERO FRENTE A FRENTE.