Silencio absoluto en las Tiesas y Monteviejo. Cobradiezmos
no quiere levantarse para ir a la pila a comer hoy. Está destrozado allá en un
rincón del cercado. Hasta los becerros de la A coronada hoy no juguetean bajo
los alcornoques. Los grises están tristes porque ha muerto el ganadero más
grande de este país. Ha muerto Victorino Martín Andrés. Se nos ha ido uno de
los pilares fundamentales de la tauromaquia actual, y si se me apura, de todos
los tiempos. Se ha ido aquel al que todos empezaron llamando “el paleto de
Galapagar”, y que acabó dejando por paletos a tanto y tanto taurinillo que
desconocía (y desconoce) el concepto de toro bravo. Y duele. Duele aún no
habiendo conocido al ganadero, al paleto, a aquel hombre de mirada sabia y
sonrisa picarona. Duele… porque el vacío es muy grande Victorino.
Victorino Martín fue un hombre que demostró al mundo lo que
es el tesón y la lucha, apoyados en el conocimiento del bravo, cuando en 1960
decide comprar, junto con su hermano Adolfo, parte del hierro de Escudero Calvo,
de encaste Albaserrada. Una ganadería con fecha y hora para acabar en el
matadero. Años más tarde seguiría comprando mas partes que iban quedando de
esta ganadería a los distintos herederos, apostando definitivamente por los
grises de Albaserrada. A partir de ahí, los triunfos de los toros de Victorino
Martín fueron cogiendo su peso en el panorama taurino de principios de los
setenta. Sus éxitos y la exigencia de sus toros en el ruedo empezaban a sentar
las bases de una ganadería mítica. Pero la apuesta de Victorino Martín por el
toro y la variedad de encaste no se queda solo en los cárdenos de la A
coronada. En 1995 forma otra ganadería, Monteviejo, con reses de encaste Vega
Villar, y en 2002 también adquiere una parte de la ganadería de Francisco Galache
de Hernandinos de origen Urcola puro.
El verdadero éxito de Victorino, más allá de sus toros, ha
sido realmente en seguir siendo “el paleto de Galapagar”, para gozo y disfrute
de los que realmente amamos al toro bravo. Victorino jamás acudió, ni necesitó de
los poderes del sistema taurino. Nunca
estuvo bajo el mando de las figuras del toreo, y siempre antepuso el toro a
cualquier otra cosa. Estaba tan seguro de que el toro era la base principal de
la fiesta que no necesitaba de palmaditas en la espalda de nadie, hasta el
punto de negarse a lidiar en España en 1990 y llevarse sus toros a Francia,
como protesta de una persecución veterinaria. Las cosas de Victorino, que la
honradez y el llevar la cabeza alta no se compra con dinero. Solo campo y
trabajo, hasta el punto de que uno de sus pupilos, Hospiciano, estuviese a
punto de quitarle la vida con nueve cornadas a pié del tajo.
Para el mundo y la historia quedará siempre la sonrisa de
Victorino en un tendido cuando veía uno de sus toros salir arrastrando el
hocico por el suelo. Como le escuche decir una vez, “que salgan tobilleros, o
que salgan yéndose de la muleta hasta Cuenca, pero que no me salgan tontos”.
Así era el mejor ganadero de la historia. Así era el paleto de Galapagar, al
que jamás ninguna figura del toreo le aprobó una sola vaca. Y así la historia se
fue llenando de nombres como Baratero
(Primer tro vuelta al ruedo toro de Victorino Martín en Las Ventas), Pobretón,
Playero, Mosquetero, Director, Gastoso y Carcelero, que formaron parte
de aquella famosa e histórica “corrida del siglo” en la que formaron parte del
cartel Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar aquel 1 de junio
de 1982. Mitico Velador, indulatado por Ortega Cano el 19 de Julio de ese mismo
año. Y así hasta Cobradiezmos, el toro más bravo en líneas generales que este
servidor ha visto, hasta el punto de hacerme llorar durante la lidia y
posterior indulto en Sevilla. Para este que les escribe, la perfección hecha
toro.
Ayer no se nos fue un ganadero cualquiera. Nos dejó el mejor,
aunque Victorino nunca morirá mientras sigan naciendo becerros grises en la
Tiesas. Gracias a Dios también supo transmitir a su hijo Victorino y a su nieta
Pilar toda esa sabiduría que plasmaba en sus toros cárdenos. En su hijo
seguimos teniendo otro gran defensor de sus ideas y del toro, pero ojo con
Pilar porque es una de mis debilidades como aficionado. Desde este humilde sitio donde siempre se le admiró, no quería dejar pasar la oportunidad de sumarme al dolor de la familia en estos duros momentos.
De paleto a paleto… DESCANSA EN PAZ SEÑOR GANADERO.
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