domingo, 25 de febrero de 2018

JESULIN DE UBRIQUE: "EN MI HAMBRE MANDO YO"

Buen rato el que  se pasó ayer en el Circulo de Labradores de Gibraleón. Jesús Janeiro Bazán, Jesulín de Ubrique, en compañia de parte de su cuadrilla. Dos banderilleros que estuvieron con el durante 25 años como Carmelo García y Antonio Caba, y su ayuda de toda la vida, Manuel Ordoñez. Un Circulo de labradores que colgó el cartel de "no hay billetes", y que recibió al matador de toros en la Plaza de España de la localidad onubense como si de la puerta del patio de cuadrillas se tratase.

Melchor Rodriguez, organizador del acto, vecino del mismo Gibralen, profesional del transporte de Bravo y amigo de Jesús fue el encargado de empezar la charla con unas palabras llenas de sentimiento hacia la cuadrilla al completo. Después, Javier García-Baquero dejó el toro en suerte primero a la cuadrilla de Jesulin. Carmelo destacó que "Jesús siempre ha sido un torero muy poderoso, y con un motor interior incombustible. No es fácil echar fuera temporadas con ciento y pico de festejos, ciento sesenta la que mas, donde toreabas casi de dos en dos días, e incluso alguna que otra dos y tres festejos al día. No es fácil aguantar kilómetros y kilómetros y luego no acusarlo en la plaza, donde incluso en una encerrona de seis toros, cuando en el sexto estábamos todos deseando que acabara aquello, va el muchacho y pide el sobrero. Con nosotros siempre fue correcto en todo. Mas que un jefe siempre fue un amigo". Antonio Caba por su parte comentó que "Jesús siempre ha sido un torero muy mandón con los toros. De poderle a todo tipo de toros y en cualquier sitio. Lo conocí en un tentadero, después de que a los tres primeros novillos que toreó sin caballos se les fuesen vivos a los corrales. Aquel día en el tentadero, cuando me dijeron que era el mismo que se había dejado tres erales vivos, no me lo podía creer. Era otro torero diferente. Desde aquel entonces empecé con el y hasta la retirada en Ubrique". Y su ayuda, Manuel Ordoñez, destacó del torero que "tal y como lo veis aquí es como era Jesús a todas horas y todos los días cuando estaba en activo. Bromas en el hotel a todas horas con todo el mundo hasta la hora justa de vestirse. Tenía un temple que jamás he visto. Jesulín de Ubrique ha sido de los pocos toreros que ha hecho una temporada entera con el mismo capote y la misma muleta."

Jesulín empezó recordando sus inicios. "Yo empecé muy joven. Me visto de luces por primera vez con 13 años, y con 15 debuto con caballos. Mi época de novillero con caballos no pudo ser mejor, porque coincidí con un elenco de novilleros en aquel tiempo que era inmejorable. Finito, Chamaco, Caballero, Aparicio... y en aquel tiempo había carteles de novilleros que llenaban mas que muchos carteles de figuras del toreo. Un cartel que en aquel tiempo se dio mucho era el de Finito, Chamaco y yo. Eran los primeros carteles de no hay billetes de todas las ferias. Con 16 años, antes de coger la alternativa, ya me había comprado Ambiciones. El maestro Antonio Ordoñez me había ofrecido coger la alternativa en Ronda, pero lo que me ofrecieron desde Nimes era irrechazable. Luego el maestro me tuvo castigado un montón de años sin ir a torear la goyesca de Ronda sabiendo que para mi era la ilusión de mi vida. Luego me levantó el castigo y pude cumplir mi sueño".

Tras la alternativa a finales de la temporada de 1990, mas concretamente el 21 de septiembre en Nimes de manos de José Marí Manzanares y con Emilio Muñoz como padrino, comenzó un horizonte nuevo para Jesulín de Ubrique. "La temporada del 91 empezó de una manera muy dura para mi. En una goyesca en Zaragoza, con Ortega Cano y Raul Zorita, un toro de los Bayones me dá la cornada mas dura de mi carrera, con tan solo 17 años. Aquella cornada me costó mucho superarla. Yo pasé de los cielos a los infiernos, lo que pasa es que tuve los suficientes huevos para volver a los cielos otra vez de nuevo. Me achacarón siempre mucho el no haber pasado por Madrid como novillero. A diferencia de otros, a mi Madrid nunca me hizo falta para nada. Me ofrecian 10 millones de las antiguas pesetas por torear de novillero en Madrid, y sin embargo en la temporada del 92 fui dos tardes por cinco millones, la de mi confirmación y otra mas. Lo dicho, de los cielos a los infiernos. Maté todo lo poco que me llegaba de matador de toros: Dolores Aguirre, Cuadri, Cebada Gago... pero aquello no acababa de despegar. En el año 92 llegué a esperar a D. Diodoro Canorea en Plaza de Cuba en Sevilla, para pedirle personalmente un hueco en la feria de Abril de ese año. Me dijo que tenía una lista enorme de toreros (y sus correspondientes recomendaciones) y que no podía ponerme, pero que contaría conmigo para una sustitución si la hubiese. Al final me puso en una corrida de la prensa el 26 de Junio de ese año 92, con un corridón de toros de D. Diego Garrido, junto a José Luis Parada y Martín Pareja Obregón. En el patio de cuadrillas aquel día me dije que el en mi hambre mandaba yo, y que tenía que ser aquel día. Le corté una oreja a mi primero y fallé con la espada en mi segundo. A raiz de ahí todo empezó a coger vuelo de nuevo."

Jesulín comentaba como predijo dos de los percances mas fuertes que ha sufrido en su carrera. "He pasado momentos muy buenos en mi carrera, pero también lo he pasado mal. Dos veces me las vi venir. La primera fue en el año 94 en Bilbao. Toreaba una de Torrestrella, con Juan Mora y Litri en el cartel. Un día de esos típicos del norte, nublado y con una lluvia fina. Aquel día no tenía el cuerpo para torear, y sentí que un toro me iba a echar mano. Juan Mora en su primero había estado bien, y en el segundo de la tarde, a Litri le pega un volteretón tremendo quedando inconsciente teniendo que irse pa´dentro. Salgo en mi primero, y cuando voy a rematar de capote con una serpentina, se me viene el toro al pecho y me tira por lo alto. Cuando venía cayendo me pasó de pitón a pitón y me acabó partiendo la mandíbula, me reventó el tímpano, y me dejó la cara como un cristo.
La otra fue en agosto del año 2004. Habíamos toreado en el norte, una corrida de toros de Salvador Domecq, y al día siguiente estaba anunciado en Málaga con Finito de Córdoba y Cesar Jimenez, precisamente con una corrida de Salvador Domecq también. En el hotel se me vino a la cabeza un rollo chungo, y le dije a mi apoderado que no quería torear al día siguiente en Málaga. Mi apoderado me dijo que eran tonterías, que no tenía motivos ninguno. En fin, que tiramos para Málaga. Antes de vestirme se lo volvía repetir, que me daba muy mal rollo la corrida y que un toro me iba a echar mano. Sale mi primero y estuve digno con el. Lo maté bien, y cuando llegué al callejón me dijo mi apoderado que no había pasado nada. Le dije que todavía me quedaba uno. Evidentemente no me iba a dejar coger, pero justo en el ultimo muletazo a mi segundo toro antes de coger la espada, le doy un pase de pecho a favor de querencia (porque el toro me había manseado) y al perderle la cara, el toro se me volvió y cuando me vio desprevenido me metió el pitón por la entrepierna y me dio un palizón tremendo. En la enfermería le pedí al cirujano un pantalón verde del quirófano, salí y maté al toro."

También tuvo tiempo para opinar del momento de la fiesta actualmente. "Todos tenemos que asumir nuestra parte de culpa. Aquí todos hemos mirado para nuestros intereses. Yo he pedido por torear lo que creía que tenía que pedir, pero también he apechugao con el empresario cuando las cosas no han ido bien. Si tenía que cobrar seis en vez de los diez que se habían pactado porque no se había llenado...cobraba seis. Hoy en día no es así. Aquí cada uno piden por encima de lo que son capaces de llevar a los tendidos, y ninguno se viene a razones si no se llega. Todo este clima que se respira por no haber unidad lo han aprovechado desde fuera para darnos por todos lados. Insisto en que todos hemos tenido parte de culpa."

Ayer pudimos conocer un poco mas a Jesús Janeiro Bazán y a Jesulín de Ubrique. A la persona y al torero. Gracias de nuevo a Melchor y al circulo de Labradores por hacernos llegar a estos profesionales del toro y por apostar por divulgar afición en tiempos de sequía. Animarlos desde aquí para seguir en la brecha y que podamos disfrutar el año que viene de otra lección de afición.

Fotos: Ceferino y Adrian Rodriguez.

Melchor Rodriguez




Carmelo García

Antonio Caba





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