Foto: Plaza 1 |
¿Hay algo peor que faltarle el respeto a papá?. Si, faltarle el respeto a papá y a mamá. Ya no se trata de volver a casa a las una y media de la madrugada cuando te digan que tienes que volver a las doce, no, lo realmente feo es pasarte por el arco del triunfo unas normas básicas de convivencia y encima reírte de ellos. Y eso fue lo que hizo el Sr. presidente de las Ventas ayer, D. Jesús María Gómez Martín, dejar con cara de tontos a papá y a mamá cuando hizo lo que salió del arco del triunfo. Ni más ni menos.
Tras la negativa el otro día a conceder una mas que merecida oreja a Fortes, el palco de las Ventas se ha convertido en un chiringo sin criterio de aficionados ni autoridad de mando en plaza. Se siente quien se siente. Quizás el problema resida en la manera de como llegan ahí estos señores y señoras. Que como dice Esteban Fernandez, un gran aficionado además de presidente y miembro de ANPTE (Asociación Nacional de Presidentes Toros España) , "un arbitro de tercera no puede pitar una final de champions". Muesca y Zarcillo el blog de Esteban. Para aprender sin duda.
He visto cosas (llamémosle) "extrañas" en una plaza de toros. Regalar un sobrero en una novillada porque había salido un utrero de banderillas negras, devolver un toro en la primera tanda de muletazos (con sus pares de banderillas colocados y todo) porque el matador y cuadrilla se empeñaron en echar los chismes abajo, matar un toro con dos estoques, intentar descabellar a un toro devuelto a corrales desde un burladero, indultar añojos en clases prácticas... ¡¡pero lo de ayer!!. ¡¡Devolver un toro por manso sin haber sacado los jacos y no haberle dado ni un capotazo!!. Es el vivo ejemplo de que si algo va mal todavía puede ir peor. Es que no hay por donde cogerlo. Quisiera pensar que lo del señor presidente de ayer fue una falta de desconocimiento total del reglamento y por consecuencia de ser muy mal aficionado. Pero me da a mi que es lo otro. Vamos, que llegó a la una y media por sus huevos. Y no es eso lo que pueda doler a muchos (que también), sino el hecho de hacerlo en lo que para muchos es (era) la catedral del toreo, faltándole el respeto a la fiesta, a ese reducto de aficionados de verdad que aún quedan en las Ventas y bajando la poca categoría que aun le quedaba a la plaza al talanquerismo mas bajo y rancio que se despache. A los dos, a papá y a mamá.
Foto: elpais.com |
David Mora es un torero que a mi me merece todo el respeto del mundo. Hace unos años estuvo a punto de dejarse la vida en ese mismo ruedo. Creo que los que estuvieron ayer en la plaza confundieron el gesto del de Borox que en realidad estaba pidiendo que saliesen los picas ante la imposibilidad de poder darle tela al toro. Pero me dejó con los pies recolgando cuando en el callejón suelta aquella de que "el toro estaba bien devuelto porque era un peligro para la integridad física de los que se tenían que poner delante". Me lo explique por favor. Que no estamos hablando de una partida de tute oiga. Mírese maestro, que está usted vestido de luces. Que somos miles de cagaos los que estamos sentados comiendo pipas en un tendido precisamente por eso maestro... que de verdad que da hasta pena escuchar a un torero decir esas cosas en un callejón. En fin, que da pena hasta seguir hablando de David Mora, que después me mandan whasapps y mensajes con que falto el respeto a las figuras del toreo. Nada que yo me quedé con los pies recolgando pero algunos se quedaron con el trasero al aire.
¿Y que me dicen del ganadero?. Que no digo yo que la corrida de Las Ramblas fuese la panacea de la casta. Pero.. ¿quien es el guapo/pa que le dice a este hombre que le devolvieron un toro por manso?. Porque a mi no me dejaron ver si el toro era manso o no. Avanto si. Avantísimo. ¿Pero manso?. ¡¡Si el último jaco que vio fue el del mayoral de la finca!!. Que digo yo que por los menos, para decir que era de banderillas negras y tal habría que haberlo visto primero, y luego haberle dado lidia de manso. Pues hala, manso de libro por cojones. Que como estamos acostumbrados a que todos los toros salgan por la puerta de chiqueros con diez arrancadas en el capote, ningún picotazo y quinientos muletazos, todo lo que salga de ahí...maaaaanso. Todavía recuerdo el primer toro castaño que le ví lidiar a Cuadri en Zaragoza. No me acuerdo el año, pero si recuerdo que le tocó a Jesús Millan. Comportamiento de salida igual que este de ayer. Primer picotazo que casi se salta a caballo y picador juntos cuando sintió el hierro. Pero a partir de ahí... vámonos que nos vamos. El mejor toro de aquella feria del Pilar. Pero nada...maaaaanso. Opaco tenía que haber salido ayer por la puerta de chiqueros y haberse presentado: "Hola, buenas tardes. Mi nombre es Opaco. En la finca me han enseñado a embestir treinta veces por el pitón derecho y cincuenta por el izquierdo. Me han dicho que baje la cara para no incordiar mucho y que no se me ocurra echarle mano a ninguno de esos señores con trapos". Hala, indulto seguro. Pa habernos matao.
No es solo el pasotismo de un presidente ni el conformismo de un torero en concreto. Es consecuencia de todo un sistema que, tras la careta de la evolución en el toreo, están degradando constantemente al toro, el aficionado y la fiesta. Se empezó a sembrar la semilla en las plazas de tercera, se regó generosamente en las de segunda con Sevilla como estandarte, y se ha acabado nombrando Cum Laude del despropósito en las mismísimas talanqueras de la calle Alcalá. Monumental por en su ladrillo exterior y granito interior, pero que muchos se han encargado de pudrir a paso de tambor a aquella plaza que fue santo y seña del toreo mundial, e idiosincrasia que otros se encargaron de dejar a generaciones venideras. Salió Opaco por la puerta de chiqueros y se volvieron opacas las intenciones del palco como opacas se volvieron las vergüenzas vestidas de alamares. Agárrense a partir de ahora con el pañuelito verde que se ha perdido la vergüenza a todo. El baile del pañuelo, como diría el friki de Leonardo Dantés. Después de lo de ayer, un aficionado me preguntaba esta mañana donde se encontraba la tauromaquia actual. No tengo dudas: en el epílogo de la decadencia.
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