viernes, 30 de octubre de 2015

A LA SOMBRA DEL MISMO ALCORNOQUE (Melchor Rodriguez Reyes)

Ya lo conocen. El tiene su propia etiqueta en este blog y hace y deshace lo que le viene en gana aquí que para eso este tinglado también es suyo, igual que todo el que quiera dejar algo. Es mi amigo Melchor. No es un conocido, es Melchor, una de esas personas a las que pides algo y le falta tiempo para dártelo.

Todo aquel  que está enganchado al toro sabe lo que es este veneno. Este animal tiene algo especial, como el caballo, que te atrapa desde el primer día que te acercas a el. Quizás el desconocimiento sobre su vida es lo que a muchos, que paradojicamente se hacen llamar "defensores del toro de lídia" o "animalistas" (dictadores en potencia al fin y al cabo), hace que pierdan todo argumento posible sobre las barbaridades que cometen día tras día. El texto que a continuación nos deja Melchor, sacado desde el conocimiento cabal y desde lo mas hondo del corazón, le vendría de maravilla a mas de uno/na. Es ponerle voz al toro. Es ponerle voz a una forma de vida.
Gracias Melchor.

Texto y fotos: Melchor Rodriguez Reyes

"En homenaje al toro de lidia y sus mayorales"

Me llaman raza bovina, pero no un bovino cualquiera. Soy especial,porque soy diferente a todos los demás. Me tienen catalogado, y así me gusta que me llamen en un futuro, como "TORO DE LIDIA ".

La cabaña brava española es amplia y extensa a lo largo del territorio nacional,donde abundan alcornoques, encinas, lagos, llanos, montes, y junto a mi comparten cercados en la dehesa muchos animales silvestres como el gamos, ciervos, zorros etc, esto para nosotros es el paraíso.

Nací bajo el amparo de la luna, a los pies de un centenario alcornoque. Imagino que allí también nacieron muchos antepasados míos. Nada mas nacer mi madre me lame y sellamos nuestros vínculos, hasta el día de nuestro destino. De momento no tengo nombre, todo llegara, pero aparte de mi madre, a primera hora de la mañana unos señores que no conozco de nada. Se acercan a mi y me ponen un zarcillo en la oreja con un numero. Es la primera vez que el humano tiene contacto conmigo, pero están muy contentos y comentan entre ellos ¡UN MACHO MAYORAL!, y anotan en su libreta el numero de zarcillo y de quien soy hijo.

Nada mas nacer mi madre me lame y sellamos nuestros vínculos

Se acercan a mi y me ponen un zarcillo en la oreja con un numero

Cuando se marchan mi mama me lame nuevamente y me dice para tranquilizarme que son ellos los que van a cuidarme a mi y al resto de mis hermanos de camada el tiempo que estemos en la dehesa Serán mis guardianes, noche y día, llueva, haga calor o nieve, domingos, días de fiesta, y sacrificaran a sus familias, incluso para dormir cerca nuestra si hiciera falta.

Como todo bebé, me alimento del calostro, primeras leche que me da mi mama, y con el resto de mis amigos jugamos y gozamos de nuestra libertad y del cariño que ponen en nosotros nuestro mayoral. Al despertar una mañana, todo es diferente. Nos encierran a todos los pequeñajos y a nuestras mamas en un cercado mas pequeño, y presiento que algo cambiara a partir de hoy. Y así es. Veo por ultimas vez a mi mama y no entiendo porque hacen esto con nosotros. La busco, intento llegar hasta ella pero es inútil. Esa noche no duermo y junto a mis hermanos es nuestra primera noche sin el roce de la que me dio la vida. Sigo sin entenderlo pero mi mayoral esta allí, y al oír su voz me consuelo.

Nos encierran a todos los pequeñajos



Pasados unos meses, y cuando ya no recuerdo a mi mama, llega un día muy especial en la ganadería, porque vemos a mi mayoral, vaqueros, ganadero, familiares, amigos y a unos señores con batas verdes. Estamos un poco asustados, pero mi mayoral me vuelve relajar. Uno a uno pasamos por un estrecho pasillo con un cajón al final. Ahora me toca a mi, estoy nervioso, llego y me atrapan No puedo moverme. ¡Que pasa!. De repente siento en mis nalgas algo que me quema, me duele. También en el costado y en la paletilla, pero no puedo protestar ni quejarme porque desde hoy comienzo a saber, a descubrir porque nos llaman toros de lidia. Mi orgullo puede mas que todo lo que puedan hacerme. Cuando me sueltan salgo del cajón desafiando a todo lo que se mueva. Comienzo a darme cuenta que estoy cambiando, que atrás queda mi niñez y que empieza una nueva etapa en mi vida que quedara marcada a fuego con un numero en mi costillar, el hierro de la ganadería y el guarismo del año en que nací. Y todo registrado por el señor de la bata blanca.

De repente siento en mis nalgas algo que me quema

el hierro de la ganadería

mi vida que quedara marcada a fuego

Cuando me sueltan salgo del cajón desafiando a todo lo que se mueva

Todos los días sigo viendo a mi mayoral, la compenetración con el y su caballo es grande, y mi nobleza me obliga a respetarlo al igual que el me respeta a mi, pero sin olvidarnos que soy bravo y que en ciertos limites si me acosas acometo, aunque eso no pasa porque sabemos guardar las distancias el uno del otro. Pasado un tiempo, veo que apartan a mis hermanas, y escucho que serán tentadas, que si salen bravas, buenas, nobles y con clase se quedaran para futuras madres. De lo contrario irán a unas instalaciones frías donde dejaran para siempre de tener los privilegios del que hoy gozamos. También han apartado algunos hermanos que desmostraran su bravura a campo abierto y ante la atenta mirada de mi mayoral y mi ganadero.

escucho que seran tentadas...

...que si salen bravas, buenas, nobles y con clase...

...se quedaran para futuras madres

Este año cumplo cuatro primaveras. Ya soy un toro lustroso, hermoso, con un gran morrillo y dos pitones muy astifinos con los que he llegado a desafiar a mis propios hermanos para ser el dueño de la dehesa. Durante un tiempo mi mayoral me obliga a ponerme en forma, a hacer fondo con unas carreritas, unos paseos que hacen me sienta aun mas poderoso, pronto llegara esa "competición" donde todos nos jugamos mucho, sobre todo yo.

En una tarde de verano, y cuando ya el sol esta a punto de caer, mis abuelos los bueyes me conducen junto a ocho toros mas a los corrales donde nos apartan uno a uno, y tras cruzar un estrecho pasillo  escucho la voz de mi mayoral decir "¡vamos palante!". Entro en un estrecho y oscuro cajón que me llevara hasta la plaza de toros que han elegido para demostrar mi bravura.

los bueyes me conducen junto a ocho toros mas a los corrales

escucho la voz de mi mayoral decir "¡vamos palante!"

Entro en un estrecho y oscuro cajón
Después de dos días en unos amplios corrales y bajo la atenta mirada de mi mayoral nos enlotan de dos en dos y tras un sorteo ya se quien sera mi lidiador, el que sacara de mi lo mejor para demostrar para que he nacido. He oído decir al ganadero que saldré en quinto lugar, y entro en una habitación oscura. Allí descanso hasta que un toque de clarín y la apertura del cerrojo abren la puerta que me lleva hasta el albero. Entre multitud de personas que aplauden solo con verme y ante la atenta mirada de mi mayoral, comienzo veinte minutos de lucha, de esfuerzo, de poder demostrar para que nací. El torero me enseña a embestir y hacer de toda la lidia una obra de arte ¡pero cuidado!, soy noble pero si mi lidiador se equivoca también puedo herirle o incluso llegar a producirle la muerte. Esto es un juego en el que cualquiera de los dos tenemos que pagar un tributo. Soy un toro bravo, y ahora entiendo que nací para esto, para vender mi vida al precio que sea.

Después de dos días en unos amplios corrales

He oído decir al ganadero que saldré en quinto lugar
En el caballo he llegado a derribar dos veces
Esto es un juego en el que cualquiera de los dos tenemos que pagar un tributo

En el caballo he llegado a derribar dos veces y en banderillas se han desmonterado mis dos subalternos. Llega la hora de la verdad donde toro y torero quedamos solo y donde todo lo que pasa se hace arte. Se escuchan oles y aplausos, es todo un clamor. No lo entiendo, yo solo quiero coger aquel trapo que se mueve delante de mi, como hicieron mis padres y mis antepasados. Quiero cogerlo y destrozarlo porque yo soy el rey y nada me va a molestar. De repente aquel torero se para delante de mi y el clamor se vuelve todavía mas grande. ¿Que ocurre?, ¿porque no me sigue moviendo el trapo rojo?. En ese preciso instante se me viene a la mente mi dehesa y la sombra de aquel viejo alcornoque que me vio nacer. Ahora entiendo, en los tendidos piden con pañuelos blancos que me perdonen la vida. He sido muy buen toro, muy bravo, y el presidente saca el pañuelo naranja. Vuelvo a los corrales y tras recibir unas curas por parte de los mismos señores de bata blanca del herradero, vuelvo al cajón del camión, y de hay al campo donde me vio nacer.

y el presidente saca el pañuelo naranja

¿Que ocurre?


vuelvo al campo donde me vio nacer

Es todo muy emocionante. Estoy cansado del esfuerzo y fatigado, pero todos cuidan de mi. Veo a mi mayoral que me acaricia en los lomos y lo veo alegre y con lagrimas en los ojos. El me cuido, me mimo, me dio muchas horas de su tiempo, he incluso me acompaño a la plaza donde lo vi orgulloso de verme como peleaba, como defendía la divisa, el hierro de la ganadería y donde desde hoy seré su toro mimado. Porque a partir de hoy seré, paso a formar parte de la historia de la casa. Tendré un harén de hembras para mi solo y seguro estoy de que transmitiré a mis hijos mi bravura y mi pureza. Sin duda alguna, algunos de mis hijos también nacerán a los pies de aquel centenario alcornoque que me vio nacer y bajo el amparo de la luna y donde mi mayoral los cuidara y mimara con el mismo esmero que lo hizo conmigo. 
Nada mas llegar de nuevo al cercado, exhausto de la batalla y del viaje de vuelta, miro por encima de la tapia hacia el cercado de al lado. Allí veo una vieja vaca encampanada y altiva. La reconozco. Es mi madre que viene a darme de nuevo la bienvenida. Soy un toro bravo, y solo yo y los míos de entre los bovinos, tenemos el privilegio de la libertad y la vida.


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