jueves, 16 de mayo de 2019

LA DECADENCIA (Francesc Delcastillo Gómez)



Todo empezó con el toro. Puesto que todo lo que sucede aquí empieza con el toro. Sin el toro no hay nada y de la nada poco se puede hacer.

Lamento de nuevo hablar del sistema, pero no puedo obviar o ignorar a ese gigante que cada tarde me sacude. Hablar del sistema del toro supone hablar de un sistema global, más allá del toro. Un sistema que se extiende a nivel mundial. Son muchos y muy buenos los sociólogos que se han parado a analizarlo, yo tan solo quisiera apuntar un par de cosas.

Vivimos en el momento en donde más información a nuestro abasto tenemos, libros online, blogs, grupos, foros, páginas, de todo. Pero claro, por otra parte, vivimos en la era del Twitter, de 280 caráctetes, vivimos en la época de la Wikipedia, del wikihow y del fast food. Lo queremos todo ya, ahora, lo queremos rápido y barato. No nos paramos a filtrar, a estudiar o a contrastar, nos fiamos de cualquier gurú que oculta su identidad real en una cuenta de Twitter. Pudiendo ser los ciudadanos más formados de la historia somos quizás los más vagos y los más crédulos. No cuestionamos nada, aceptamos y acatamos. Pudiendo ser más lobos somos más ovejas.

Pues bien, los toros son un reflejo de la sociedad. El sistema que impera en nuestra fiesta es exactamente el mismo que el que impera en el resto de la sociedad. Somos la generación de aficionados que más fácil lo tenemos, en cambio somos los menos estudiosos. El sistema tiene un gran aparato de comunicación que repite y reitera y repite y reitera los dogmas de su poder. Lo minoritario es minoritario pq no embiste, se torea mejor que nunca... El nuevo y no tan nuevo a base de machacar y machacar y machacar estos dogmas los cree a pies juntillas y los defiende como si con ello le fuese la vida. La falta de espiritu crítico y de necesidad de aprender y conocer se extrapola a los tendidos de cualquier plaza.

Todo empezó con el toro y ahora se reproduce en el tendido. Un público que entra en la plaza y sale sin enterarse de lo que allí sucede, un público predispuesto al triunfo, un público que lo aplaude todo y no percibe absolutamente nada. Dar la enhorabuena al sistema, puesto que si, lo han conseguido. En el ruedo está el toro bobo, con la muleta el neo toreo y en el tendido y hasta en el palco el neo borrego.

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