Los sentimientos son una disposición emocional, y las emociones son efímeras. Como efímero será lo vivido ayer en la Ventas. El toreo de Diego Urdiales... eterno. EL TOREO.
Ardía el móvil a eso de las nueve de la tarde. ¿Has visto a Urdiales?... pues ponte la repetición. E incluso sabiendo que algo gordo había pasado, la emoción saltó por cada poro de la piel en cada muletazo del riojano. SUBLIME.
Toreo del caro, puro, clásico...sin alaracas. De arriba abajo, de enganchar adelante y soltar atrás con la pierna de salida palante para quedarse colocado en el siguiente. Lo que viene siendo CARGAR LA SUERTE vaya. Sublime. Sin mantazos ni trallazos por detrás haciendo la alcayata. Sin rodillazos en tierra. Naturales largos, hondos, algunos interminables manejados por el temple de un señor TORERO. Y para colmo dos estoconazos buscando la gloria sin trampa ni cartón. No es la primera vez que lo digo y no me cansaré de decirlo: No se puede torear hoy en día mejor que torea Diego Urdiales. Como ya pasara en aquella feria de otoño de 2010 con Juan Mora, Urdiales demostró que para que una faena sea menos efímeras que otras, solo hacen falta 25 muletazos y una estocada. Nada mas ni nada menos, que por algo el Jean Paul Gaultier se vende en frascos de 100 ml y el Baron Dandi en garrafas de 25 litros.. ETERNO URDIALES.
Al Cesar lo que es del Cesar, que Ricardo Gallardo mandó ayer a las ventas una gran corrida de toros en su conjunto. Que como en botica, tiene que haber de todo, y hasta mansos le salieron y cayeron en el mismo lote de Octavio Chacón. El primero encastado y el segundo manso de carretas. Pero así es y debería ser el toreo, que tuvieron las dos prendas la suerte de encontrarse delante a un matador de toros que le puede y se faja con lo que sea. Importantísimo Octavio en su primero y muy profesional en su segundo. Pero también había enlotado Gallardo tres señores toros. Dos en especial, "Hurón", el cuarto de la tarde y con el que Urdiales hizo la faena de la temporada, y el otro "Laminado" que se le fue a David Mora con la orejas puestas al desolladero. Pero quitando al quinto, lo que hubo en los Jandilla de Gallardo fue casta. Que no es el encaste, sino la mano que mueve la cuna.
Me preguntaba anoche el gran Rodrigo Calderón si la tarde de Urdiales me iba a devolver la ilusión por la tauromaquia. Mire usted, si hubiese en el sistema tan solo dos Urdiales, dos Octavio Chacón, dos Emilio de Justo, dos Paco Ureña, dos Victorino Martín, dos Tomás Prieto de la Cal, dos Fernando Cuadri... y no existiesen toda la caterfa restante de empresarios-apoderados-ganaduros de marras... entonces volvería a creer en la tauromaquia. Con bombo como este de la feria de otoño y no la milonga que quiere colar Simón Casas en el próximo San Isidro. De todos con todos. Con Urdiales y De Justo donde se merecen. Donde se lo han ganado. Sin vetos de los que aburren hasta a los japos que vienen de vacaciones. Porque no nos engañemos, que si no hubiese estado el bombo de por medio, la tarde de ayer cumbre de Diego Urdiales no la hubiésemos visto ni yendo de rodillas desde Tarifa a Lourdes.
ENHORABUENA Y MIL GRACIAS como aspirante a aficionado que soy Diego. Porque anoche cuando uno se va a dormir se da cuenta que un sueño nunca es efimeral, sobre todo cuando se habla de naturales eternos a un toro. Lo que viene siendo la grandeza del toreo vaya... La que has vuelto a liar pollito!!!!
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