sábado, 20 de agosto de 2022

PSICOSIS EN CENICIENTOS

 


Aterrizamos por fin de Asturias, mi segunda patria. Todavía con el regustillo a las fabes con su correspondiente compango, cecina y unos culines. Menos mal que el paso por Covadonga para ir a ver a la Santina, un buen cachopo y baño en Tazones y el cafelito de Lastres te quitaban un poco el sinsabor contagiado hace una semana en Cenicientos. 

Pensaba que no iba a volver aquello de Calasparra en 2019. Y vaya si lo volví a ver, pero peor aún. Es brutal el respeto que le tengo a todo el que se viste de luces, que se juegan la vida en cada capotazo, muletazo o par de banderillas, pero el "espectáculo" que se vio el otro día en Cenicientos no hay por donde cogerlo. Mantazos y mas mantazos en las lidias (exceptuado una buena lidia de Curro Javier en el quinto), pases y pases en falso en banderillas. Que si ahora tiro las dos de lejos, que si ahora tiro una, que si ahora me voy al relance... de pena. Destacar la disposición y torería de Damián Castaño, que en la segunda tanda de su primer toro fue volteado de una manera feísima. Antes le había recetado una soberbia tanda de muletazos por la derecha con mucho mando y la pata palante. En el segundo muletazo de la segunda tanda, y con la plaza entregada, se descubrió y Lobero, el toro mas encastado de la tarde, no se lo perdonó. Como tampoco me puedo olvidar de Pedro José Cebadera, que hizo las cosas como se debe en dos pares de banderillas, dejándose ver y cuadrando en la cara con toda la verdad por delante. La pena es que no se quedaran los palos arriba. Los otros dos matadores y el resto...infumable. 

La corrida de Cuadri tampoco fue el corridon de toros de Cortegana el año pasado pero con muchos matices de lo que uno busca en una corrida de toros. Cuarto y sexto malos. El cuarto no sé si le influyó la malísima lidia, pero ya en el caballo tiró mucho la cara arriba. El sexto se orientó en demasía en el segundo tercio y desarrolló con muy malas ideas. El tercero no se vio directamente. Pero hubo tres toros muy buenos (es una opinión muy personal) que no se quisieron ni ver. El primero, Almirante (12), muy castigado en varas pero que fue de menos a mas con clase, el segundo, Lobero (17), muy encastado, y que después de echarle mano a Castaño ya no tuvo quien le metiese mano, y sobre todo el quinto, Tejón (8), un torazo con clase y recorrido siempre con el hocico por el suelo. Hay a quien le gustó la clase de este quinto y otros, como es mi caso, las casta y transmisión del segundo. Ambos toros con tres puyazos en lo alto. Yo creo que fue desde el principio, pero cuando se hizo mas evidente la psicosis que se creó en el ruedo fue a partir de la cogida de Damián Castaño. Allí ya nadie sabía por donde andaba. Ni siquiera el presidente, cambiando toros con tres palos para desesperación del tendido. Y menos mal, sino todavía estamos sentados allí.

La próxima en Cortegana el próximo día 10 de septiembre. Simpre nos quedará Francico Javier Tornay.


























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