Foto: Pagés via El Español. |
Definitivamente se ha puesto de moda. Si pasa una feria, aunque sea la de la aldea de al lado, da igual, y no se indulta un toro, un novillo, u dos... ya no es una feria como Dios manda. Oiga, que será eso de que ahora embisten los toros mejor que nunca. Los de algunos hierros solo, porque en tiempos de Domingo Ortega, El Viti, Paco Camino etc, no embestían ninguno... o embestían todos. Yo que sé. Lo cierto es que si yo fuese ganadero, me acojonaría sobremanera que me matase una corrida de toros Antonio Ferrera. Nos ha jodio, con lo caro que está el pienso y que el extremeño mande pa´casa mas toros de los que mata. Una putada. El año pasado mando de vuelta a casa toda la camada de Zalduendo, y este año como le de por los de Garcigrande ya me veo a Justo Hernandez haciendo fiestas de bienvenidas a los "hijos pródigos". Les van a faltar vacas pa tanto semental, aunque siempre habrá tentaderos pa ir aprobando eralotas. A este ritmo va a causar mas bajas el coronavirus que la tauromaquia. Al tiempo.
Yo siempre he sido partidario de los indultos. Que un toro que haya sido casi extraordinario en los tres tercios de la lidia se gane el derecho a seguir viviendo a cuerpo de rey, es mas que merecido. Aunque luego le eches unas vacas y no te ligue, que ya eso es otro cantar muy diferente, pero por lo menos que disfrute de lo que se ganó en el ruedo, que creo sinceramente que es uno de los momentos que engrandecen esto. Pero claro, siempre y cuando hayan sido casi extraordinario en los TRES TERCIOS DE LA LIDIA. No busquen el toro extraordinario por completo porque ni ha nacido ni va a nacer. No puedo hablar de los indultos de hoy en día, entre otras cosas porque no los veo. Y para colmo, los medios de des-información taurina que tenemos de hoy en día solo te ofrecen el típico vídeo de la faena de muleta solamente. Ahí son buenos hasta la madre que los parió. Pero desgraciadamente no tenemos tampoco rigor ni aficionados en los palcos para decidir cual es extraordinario y cual no. Yo alabo a un presidente como el de Huelva, que el año pasado negó un indulto a un toro en la Merced basándose en esto mismo, en que no cumplió en los tres tercios. El toro tuvo un justo premio de vuelta al ruedo porque su matador no lo quiso dejar ver en el tercio de varas. Total nadie se lo exigió tampoco. Pero también me hubiese gustado que este mismo presidente hubiese tenido el mismo criterio hace dos años... y el año que viene, y el otro... y así sucesivamente. A partir de ahora Huelva va a coger un rigor que te cagas.
El pasado viernes dia 6, justo un día antes del indulto de "Atajante" de Garcigrande en Olivenza, Justo Hernandez recogía el X premio nacional la Divisa que entregaba la peña triguereña a la ganadería de Garcigrande por la temporada de 2019. Estuvo simpático el ganadero, que hablo (entre otras cosas) de los cuatro indultos del año pasado, cuatro, y de los toros de vuelta al ruedo en 25 festejos entre corridas de toros y novilladas. Veinticinco. En ningún momento del acto, ni nombró ni fue preguntado por el tercio de varas. Historia de la ganadería, indultos y vueltas al ruedo. Hasta que llegó el turno libre de preguntas. Solo dos por parte de dos buenos aficionados: una en la que se le preguntaba la importancia del tercio de varas en su casa y la otra de que pensaba sobre el reglamento taurino. En ninguna de las dos respondió nada. En la primera se limitó a dar vueltas para decir que el mide "a sus toros igualmente en la muleta que en el caballo" y mas vueltas para decir que "como le dije a Benlloch, si por mi fuese quitaba el reglamento. Como soy un tío honrado, para mi el reglamento está demás". Y tan a gusto que se quedó el señor. Hala, y al día siguiente otro toro pa casa. Con lo caro que está el pienso.
Me repito mas que el pan con ajo, pero creo que no es que la fiesta esté mal, sino que algunos de nosotros somos los que nos hemos quedado anticuados. La emoción de ver a un toro embestir con casta, queriéndose comer el caballo de lejos viniéndose arriba en el castigo y exigiendo en la muleta sin ser el tonto de la pandereta se ha cambiado por el algarabio de ver un toro tontón y pastueño ir y venir cien veces de un lado a otro de la muleta para mandarlo de vuelta a casa. No hay mas exigencia que esa. Ni en el ruedo ni en los palcos, que siempre habrá cercados y becerras en las dehesas para padrear. Es lo que hay. Quizás lo que salve a todo esto de su desaparición sea, como bien dice mi admirado Enrique Martín, evolucionar a la involución. Quien sabe. Lo cierto y verdad es que esto es tan previsible como acercarse a una taquilla a comprar una entrada y cuando te pregunten eso de "¿Quiere usted un indulto?, responderle con aquello de "Póngame usted kilo y medio"
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