Cada vez estoy mas convencido de que la edad y la experiencia le asientan a uno las zapatillas en el albero de la vida. El tiempo va erosionando la personalidad y uno acaba dejando a un lado todo aquello que no suma y que solo hace restar. A veces, aunque el recuerdo hacia alguien no suela ser recurrente en el día a día, si que no deja de estar latente en el pensamiento de uno por la importancia que en su día tuvo y cuya impronta perdurará por el resto de los días. Y, tristemente, es cuando nos falta esa persona cuando realmente le damos valor a lo que esa persona ha significado en tu vida. Si, el ser humano es así de simple.
Este fin de semana se nos ha ido una de esas personas que han marcado mi vida casi como la que pueda marcar un padre a un hijo. Corrían años de juventud cuando había inquietudes que siempre quise saciar. Vencer miedos, muchos miedos, a lo que para un chaval era algo inalcanzable: El toro. La vida quiso que por aquel entonces se cruzara en mi camino la Escuela Taurina "La Merced" de Huelva, y una tarde, tras cruzar todo el albero de la Merced desde el patio de arrastres hasta la puerta grande me topase con Pedro Muriel montando una muleta. Pedro se encargaba de los principiantes, y Miguel Conde de los mas aventajados. Desde que me espetó aquel "buenas tardes, ¿que se te ofrece chaval?", sabía que aquello era mucho mas serio de lo que pude llegar a pensar nunca. Primera lección con tan solo un saludo y una pregunta. Atrás quedaron ya tardes y tardes de entrenamiento, de tentaderos, de sinsabores... y de alegrías. Para mi y para tantos quedaran siempre maestro.
Pedro Muriel me dejó (nos dejó) una herencia que no tiene precio para los que un día tuvimos la gran suerte de aprender de el. No solo nos enseño a vencer esos miedos, muchos miedos, que uno pudiese tener para intentar mirar a la parca de frente. Nos hizo conocer terrenos, comportamientos... y eso a lo que llaman "vergüenza torera", haciendo hincapié en ser una prolongación suya en lo técnico, pero nunca en lo personal. Que el verdadero "toreo" siempre debe nacer de lo interior de cada uno. "Esto se hace así, pero como tu lo veas". Jamás se me olvidarán esas palabras, como jamás se me olvidarán las sonrisas cómplices en las plazas de tientas cuando las cosas salían bien y los silencios maestrantes cuando las cosas salían mal. Que para las broncas en los petardos y las correcciones técnicas ya estaban los entrenamientos. Pero la mayor herencia que nos dejaron, tanto Pedro Muriel, Miguel Conde, Francisco Leandro y Manuel Jesús Montes (estos dos últimos como presidentes de la escuela) fue la de un montón de valores personales que en ningún otro sitio de del mundo hubiese aprendido mas allá de una plaza de toros. Gracias a este periodo de mi vida y a ellos, hoy soy quien soy.
Y como tristemente soy así de simple, y aunque siempre lo tuve latente en mi mente, hoy me doy cuenta de lo que significó Pedro Muriel en mi vida. Una persona dedicada al toro en cuadrillas de figuras del toreo y sobre todo de los toreros de su Huelva hasta que la jubilación hizo que el toro se apartase de su vida. Y como su vida era el toro, en cierto modo el se apartó del mundo en su retiro a esa parcelita en Cartaya con su señora y su guitarra. Ayer seguro que se volvió a vestir de luces para compartir tercio de varas con Pepe Pirfo y Manolo Roca en la cuadrilla del maestro Litri o de Chamaco, da igual, porque el mano a mano con sabor choquero allá arriba tiene que ser de traca.
Mil gracias por todo lo que me dejaste MAESTRO. Mil gracias por ser las manos que me acompañaron en esos primeros capotazos y muletazos. Porque eso... eso no hay ni dinero que lo pague ni banco que lo embargue. DESCANSA EN PAZ.
Mi mas sentido a toda su familia, especialmente a su Hijo Pedro Muriel, también torero de plata. Un abrazo grande y muchos ánimos.
PEDRO MURIEL DELGADO. TORERO.
In memorian.
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